Recordando en Familia la Fidelidad de Dios

Por Karen Rosales de Aguilar

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Karen Aguilar junto a su esposo y tres hijas.

Sin lugar a dudas la posmodernidad ha venido a afectar la relación familiar, los padres no tienen tiempo, pasan fuera de la casa, tienen varios trabajos y cuando están en casa es como si no estuvieran, pues los avances tecnológicos que han promovido “mejor comunicación”, también mantienen aislados a los cónyuges entre sí, y a estos de sus hijos.  Pero además  de esto, también es común ver conflictos de pareja que afectan y dejan huella en la vida de sus hijos.  Lo curioso es que estas historias no se dan únicamente en hogares que aún no conocen de Cristo, tristemente miles de hogares que asisten cada semana a la iglesia, se ven involucrados en situaciones de pecado, donde la poca comunicación,  los celos, pleitos, gritos y acciones de irrespeto  son el común, en los momentos en que todos están en casa.

Te has puesto a pensar ¿Qué recuerdos se llevarán tus hijos del hogar?, que bueno sería que nuestros hijos puedan tener los mejores recuerdos de su infancia  y de todo el tiempo vivido en familia, y que además anhelaran trasmitir el modelo de familia que vieron y vivieron a sus hijos, creyendo que en Dios se pueden lograr familias que hacen la diferencia.

Quiero compartirles una idea práctica, que seguramente nos permitirá dejar buenos recuerdos en nuestros hijos, y que además facilitará un tiempo devocional de forma creativa, fomentando además el valor de la gratitud y mostrando la fidelidad de Dios a través de los tiempos. Invite a sus hijos a salir a la calle y recoger una piedra pequeña, todos en la familia deben hacerlo, pueden charlar mientras la buscan, sobre las formas de las piedras, lo creativo que fue Dios al hacerlas.  Luego que cada uno coloque su nombre y si quiere la fecha, pida a cada uno (incluyendo los padres), que cuente algo que ha pasado en su vida y que es motivo de gratitud a Dios, quizás lo que digan los más pequeños sea algo sencillo.  Todos deben ir colocando su piedra en el mismo lugar (una vasija o recipiente bonito), luego den gracias a Dios en familia por su fidelidad, al final se habrá construido un pequeño altar de gratitud a Dios.  Usted puede agregar algo a la piedra que le permita recordar de qué se trataba la historia.  Puede hacer esta actividad durante un mes, una vez a la semana y proponerse enseñarles el valor de la gratitud durante ese tiempo, así habrán más piedras en el altar, más razones para dar gracias y más historias que contar acerca de la fidelidad de Dios

Así era en el antiguo testamento, el pueblo de Israel levantaba altares a Dios que les recordaban su fidelidad a través de diferentes circunstancias.  Con esta actividad, los años podrán pasar, pero seguramente cuando sus hijos se hayan ido y le visiten con sus nietos, ellos (los nietos) podrán preguntar que es ese montón de piedritas, entonces será el momento de repetir aquella historia que aún sigue siendo un motivo para dar gracias a Dios.

La iglesia tiene espacios para enseñar a nuestros hijos, pero la primera responsabilidad de su formación la tenemos los padres,  somos nosotros los que tenemos el desafío de  vivir, contar y repetir acerca de la fidelidad de Dios en nuestras vidas, haciendo partícipes de ello a nuestros hijos.

Esta es una creativa forma de tener un devocional, todos pueden participar,  no es aburrido,  además será un buen recuerdo de un tiempo en familia, quizás cuando ellos crezcan se decidan a hacer de esta actividad una tradición familiar.

Dios les bendiga abundantemente.

 

Karen Aguilar es de Tegucigalpa, Honduras, donde trabaja como maestra voluntaria en el Seminario Teológico en diferentes asignaturas dirigidas a la Licenciatura, Ministerios Pastorales y Diplomado sobre Niñez en Riesgo Social. También trabaja con una organización española (Ayuda en Acción), coordinando el área de educación y el programa a la primera infancia.

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