Cómo desarrollarse para ser un líder

El gran patriarca Abraham se pareció mucho a Cristóbal Colón en su viaje a una nueva tierra. Éste no sabía adónde iba cuando partió, y tampoco supo dónde estaba cuando llegó allí. Abraham, por fe, cuando fue llamado a un lugar que recibiría después como herencia, obedeció y partió, aunque no sabía a dónde se dirigía (Heb 11.8). Abraham no sabía adónde iba, pero sí sabía por qué. Porque Dios lo había llamado. El plan de Él era ahora el propósito de Abraham.
Como líder de un equipo, es posible que usted sienta lo mismo. Se está dirigiendo a un destino que no está completamente claro al principio. Entiende que el cambio es necesario, y que debe volver a pensar en la manera como ha estado haciendo el ministerio. Siente un llamado de Dios en esto, entiende que está comenzando un viaje espiritual hacia el servicio efectivo. Al igual que Abraham, se da cuenta que debe primero salir de un lugar y rellenar algunos de los espacios en blanco. Usted tendrá que desarrollar una visión, un equipo y una nueva manera de guiar a otros. Y lo principal que necesitará desarrollar es usted mismo. Debe convertirse en un líder capaz de guiar a otros de una manera nueva. Eso requerirá desarrollo en tres contextos vitales: liderazgo espiritual, liderazgo personal y liderazgo interpersonal.

LIDERAZGO ESPIRITUAL: CONSAGRACIÓN
Como líder del ministerio, usted ha respondido al llamado de Dios a su vida. Aunque estamos más ocupados que nunca, muchos de nosotros vivimos nuestras vidas sin un propósito claro, aunque nuestras intenciones son nobles. En el trabajo, deseamos ser el profesional perfecto. En el hogar, buscamos ser el
mejor cónyuge o padre. En la iglesia, somos el creyente devoto. Pero, a pesar de nuestra preocupación, muchas veces parece que algo está faltando en nuestras vidas: Nos falta poder.
Una vida consagrada es la dedicada a un solo propósito. Está afincada en el plan de Dios, no importa las consecuencias. ¿Qué podemos esperar de una vida consagrada? ¿Cuál es el resultado de consagrar nuestras vidas a Cristo, haciendo de la voluntad de Él nuestro objetivo principal? En una palabra: Poder.

Enfoque
Ese poder de la consagración surge de un enfoque más grande. Si uno tiene claro todo el panorama, es más fácil poner en funcionamiento las cosas pequeñas. Una vida consagrada está enfocada en servir a Dios. Eso hace que cada decisión, desde las elecciones vocacionales hasta las decisiones morales, sea mucho más fácil de tomar. La consagración produce el poder del enfoque.

Fortaleza
Ese poder produce también gran fortaleza. No hay una causa más noble que la de Cristo, ninguna razón más válida para perseverar, a pesar del sufrimiento de la persecución. Cuando su vida haya sido puesta a los pies del Maestro, cuando la cruz de Él haya sido ajustada firmemente a sus hombros, tendrá las fuerzas para enfrentar la peor vida. Los insultos son más fáciles de soportar, y los sacrificios más fáciles de hacer.

Victoria
Ese poder produce victoria segura. Esta palabra puede ser, a veces, tan obsoleta como un automóvil Ford Edsel, pero la “victoria” sigue siendo el mayor incentivo del creyente. Pablo puso la promesa por escrito: “Gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas
partes la fragancia de su conocimiento” (2Co 2.14 NVI). La persona consagrada es un soldado triunfante para Cristo, aún antes de que comience la batalla. Ya sea que la lucha sea contra la tentación en nuestras vidas o contra las fuerzas de las tinieblas espirituales en el mundo, el creyente que tiene un solo enfoque
tiene el poder de perseverar. La consagración produce victoria. Las Escrituras lo confirman. El escritor de Hebreos menciona otros creyentes del “salón de la fama”, aquellos que habían puesto sus vidas en el altar de la devoción, y ardido después, otros que estuvieron consagrados del todo a su Dios. ¿Cuál fue
el resultado en sus vidas? Leamos: ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón,
Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones (Heb 11.32, 33 NVI). Pero hay un nombre que falta en esa lista: el suyo. Usted también, por fe, puede convertirse en uno de estos de quienes el mundo no era digno. Por fe, usted también puede ser consumido por una pasión que quemará cada pensamiento, cada motivo, que no esté enfocado en la voluntad de Dios. Por fe, usted puede soportar cualquier adversidad y lograr cualquier victoria. Por fe, usted puede triunfar. Ese es el poder de una vida consagrada,
el principal requisito para el liderazgo espiritual.


El líder coach

Pastorear efectivamente lleva planificación, capacitación…, y gente. La vitalidad de todo equipo ganador depende de la capacitación y participación de sus integrantes, sea que un equipo compita en un campo de juego o se trate de un equipo de ministerio que busca ministrar efectivamente dentro de la iglesia o en la comunidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *