Debemos tener una relación correcta con Dios antes de tener una relación correcta con un muchacho o una chica.
Queridos hermanos, amémonos los unos a los
otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que
ama ha nacido de él y lo conoce.
—1 Juan 4:7
Hace varios años un amigo mío fue a bucear en el Caribe con algunos amigos y su familia. Ellos hicieron una de esas ofertas algo locas e inseguras donde se puede hacer un curso de buceo y luego nadar en el océano. Ellos iban a ser compañeros de buceo, capaces de funcionar independientemente, ambos tenían sus máscaras de buceo y tanques de oxígeno, pero fueron en pareja para disfrutar juntos de la aventura y ayudarse en caso de que algo vaya mal.
Mientras ambos tenían sus tanques de buceo, el aire fluyendo, ellos fueron una verdadera fuente de vida el uno para el otro, disfrutando juntos de las maravillas del océano. Pero entonces algo comenzó a funcionar mal con el equipo de él. El oxígeno dejó de fluir. Sintió pánico. Ellos sabían el protocolo de emergencia, una serie de gestos manuales, intercambio de oxígeno, luego un ascenso lento, tranquilo al barco arriba. Pero tan pronto como él se dio cuenta de que no podía respirar, todo el entrenamiento de repente quedo en el olvido. Él rápidamente la agarró por los hombros, sacudiéndola y trató de gritar. Ella trató de entender lo que él estaba haciendo, ¡pero nada de esto se parecía al simulacro de emergencia que acababan de aprender juntos! Mientras ella trataba de calmarlo, de repente él estiró el respirador de la boca de ella. Comenzó la desesperación. Y donde hay escasez, hay desesperación. Y donde hay
desesperación, hay explotación.
Mientras él luchaba para conseguir aire, comenzó a empujar la cabeza de ella hacia abajo, casi como si intentara subir usando a ella como una escalera a la seguridad. Por supuesto, en realidad lo que él estaba haciendo es ahogarla. En cambio, ella luchó violentamente con él para recuperar el aspirador y tomar aire. Luego, en un acto final de desesperación, él la agarró y nadó a toda velocidad hacia la superficie. Al hacerlo así, él olvidó hacer una pausa y ajustar la presión, así que cuando llegaron a la parte superior ambos sufrieron el efecto de la descompresión, también conocido como “embolia gaseosa”. Ellos sobrevivieron, pero no hace falta decirlo, ya no son amigos de la natación, o cualquier tipo de amigos por causa de ese caso.
El mismo principio es válido en todo aspecto de la vida. Cuando usted tiene una fuente de vida, entonces usted es una fuente de vida. Pero donde hay escasez, causará desesperación. Y la desesperación puede convertirse fácilmente en la explotación de los demás. Si usted está desconectado de una fuente de vida, su “tanque de oxígeno”, intentará aspirar de la vida de alguien. Usted será tentado a utilizar las personas para tratar de validar su sentido de sí mismo. Usted, en un momento, se convertirá en un consumidor de
la vida en vez de un dador de vida. Y así es cómo nacen las relaciones tóxicas. Esta es la razón por la que muchos fracasan. Cuando tenemos necesidades tan grandes que solo Dios puede suplir a los seres humanos, no es probable que ellos puedan triunfar. Tampoco podemos ofrecerles amor incondicional en los días que están luchando, ¡porque ellos son nuestra fuente!
Si siente que estoy pintando esto de manera muy oscura, permítanme mostrarle en la manera “inocente” de cómo lo descubrí en mí. Cuando estaba en la Universidad, yo anhelaba una relación con una mujer. Pero recuerdo cuando escuché a alguien hablar sobre cómo los esposos sacrifican sus anhelos y deseos por el bien de sus esposas. Esta persona habló de cómo Jesucristo había sacrificado su vida por el bien de su novia, la iglesia. Todo esto sonaba tan heroico. Quería ser un héroe como el ejemplo, así que eso me pareció bueno. Pero después él habló sobre cómo el sexo no es para usar a una persona para satisfacer nuestras necesidades.
La misma lógica se aplica. Lo que una esposa necesitará en los momentos íntimos sexuales, probablemente en nada será lo que un muchacho veinteañero se imagina, sobre todo si él ha crecido
viendo porno. Fue aquí que mi egoísmo fue expuesto. Siempre había imaginado que sexo era para mi satisfacción. Siempre yo había pensado sobre ese aspecto de una relación puramente en términos egoístas y auto gratificante. Me di cuenta que no había mucho amor en mi imaginación del sexo. A partir de ahí comencé a ver cómo, en muchas de mis imaginaciones sobre el romance y el matrimonio,
imaginé cosas que haría que mi esposa, u otros, pensaran que yo era valiente, impresionante, amoroso o maravilloso. El resultado final tenía que ver solo conmigo.
Fue un intento de satisfacer mi ego. Recuerdo llorar pensando sobre cuánto egoísmo había pasado
a través de cada aspecto de mi imaginación relativo al romance. Tuve que tomar un descanso de ni siquiera pensar en una relación con una chica. Me di cuenta que yo estaría buscando a ella para
que me hiciera sentir como si yo fuera alguien especial. Seguro, las esposas deben hacer que un marido se sienta de esa manera, pero si tengo una gran necesidad de amor y aceptación, que solo Dios puede dar, a cualquier chica, no importa cuán impresionante ella es, ella no puede satisfacer una necesidad tan grande como esa.
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