Citas

La atracción fue mutua.

Una mujer vio al rey Salomón y lo encontró deseable. La atracción fue mutua. En seguida, ambos comenzaron a considerar el carácter del otro y a imaginar lo que sería una relación romántica. Parte de esta consideración incluía pasar tiempo juntos para «tantear el terreno», para ver si la atracción era solamente superficial, para ver si la evaluación inicial del carácter del otro era precisa.

Todos hemos sentido atracción por alguien. Sabemos lo que es sentir esa fascinación inicial, hallar a alguien agradable de ver y de tener cerca. Cuando intencionalmente queremos que prosiga esta
atracción, comenzamos a buscar formas de pasar tiempo con el otro. Observamos cómo vive la otra persona. La mayoría de nosotros, si pensamos sabiamente, no seremos muy prontos en involucrar nuestro
corazón. Ejercitamos la paciencia y la consideración.

Hasta este punto, en el capítulo uno del Cantar de los Cantares, no hemos visto una anotación seria a lo que podemos llamar «citas», o lo que históricamente se llamaría «cortejo», pero sí mucho de probar el terreno para ver si deben saltar al agua.
Si la reputación de una persona es buena y usted ha visto en ella la voluntad de someterse a otros, de comprometerse con asuntos, de concluir las cosas, y si le ha observado atravesar los días difíciles con
carácter y sabiduría, entonces no es malo buscarle y considerar ir más allá en la relación. Y eso es exactamente lo que sucede en el capítulo 1, versículo 7:

Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar yo como errante
Junto a los rebaños de tus compañeros?

Ya no era solo atracción física, sino una mezcla de atracción física y deleite en el carácter de la persona. Ella preguntó: «¿En dónde vas a estar?». La razón por la que lo hizo es porque planeaba ¡estar allí
también!
Si usted es soltero, sabe que esa puede ser una pregunta riesgosa. Ya hemos visto la ansiedad de ella por su apariencia, pero ahora pregunta valientemente. Quiere pasar tiempo en una forma más significativa.
Y, por supuesto, es muy natural que una relación crezca de esta manera. Podemos llamarla la etapa de las citas.

El Cantar de los Cantares de Salomón ofrece sorprendentemente una perspicacia sincera e intemporal sobre el romance, el noviazgo, el matrimonio y el sexo. ¡Tenemos que prestar atención a las palabras de Salomón!

Las citas en nuestros tiempos, seamos honestos, son ridículas. Puede ser como vender un vehículo usado. Tratamos de esconder todo lo que pueda disminuir las probabilidades de venta y solo anunciamos lo que «cerrará el trato». Y lo que cierra el trato en el mundo moderno de las citas es siempre el sexo. De modo que, salir con alguien se trata de esconder quién es usted en realidad, esconder sus imperfecciones, y en muchos casos, desafortunadamente, exhibir y hacer aquello que principalmente debe estar reservado únicamente para el matrimonio. Desde luego, las cosas han cambiado a lo largo de las décadas, y aunque los seres humanos no son más lujuriosos ahora de lo que siempre han sido, definitivamente nuestros estándares culturales e ideales románticos se han degradado al punto de que los deseos lujuriosos se han vuelto más prominentes, incluso más impulsivos.

Históricamente hablando, una relación de citas comenzó con la expectativa y esperanza de que una persona se cruzara en el camino o fuera presentada con alguien del sexo opuesto que tuviera el potencial
para ser compatible. Los dos comenzarían a pasar tiempo juntos, llegando gradualmente a conocerse mutuamente, primero en un ambiente social, y, luego, pasando más tiempo juntos conversando o
compartiendo algo recreativo. Eso eran las citas en décadas pasadas. Sin embargo, la cita tradicional se ha vuelto cada vez más escasa, y en su lugar ha surgido una cultura de ligar o enganchar.

Desde que la tecnología ha comenzado a jugar un gran papel en la forma en que la gente se conoce (y seguramente tiene tanto pros como contras), el lado oscuro del enfoque actual de las citas no tiene nada que ver con ellas. Frente a todas nuestras aspiraciones románticas y consejos sobre relaciones en las revistas, libros, películas y blogs, nuestra cultura sufre del incremento infortunado de ligar o enganchar. ¿Qué significa eso exactamente? «Ligar o enganchar» se define como «un encuentro sexual que puede o no incluir coito, regularmente sucede entre dos extraños o personas que se conocen desde hace poco tiempo». Es cuando los hombres y las mujeres buscan relaciones superficiales con el único propósito de tener sexo.