Re-definiendo la belleza

¿Qué es exactamente la belleza?

Madres, ¿sabían ustedes que sólo el 2 por ciento de las mujeres se describen a sí mismas como hermosas?¿Forma usted parte de este pequeño grupo? ¿Está su hija en ese pequeño grupo? Después de discutir en profundidad las mentiras que tanto nosotras como nuestras hijas hemos escuchado sobre la estrecha definición cultural de belleza, nos queda la tarea de re-definir la belleza. Sólo así podremos luego trasmitir una definición sana a nuestras hijas.

¿Qué es exactamente la belleza?
La Campaña Dove preguntó esto a las mujeres y encontró lo siguiente:

  • Setenta y siete por ciento están completamente de acuerdo con que la belleza puede ser alcanzada por medio de la actitud, el espíritu y otros atributos que nada tienen que ver con la apariencia física.
  • Ochenta y nueve por ciento están completamente de acuerdo con que la mujer puede ser bella a cualquier edad.
  • Ochenta y cinco por ciento afirma que cada mujer tiene algo sobre ella que es hermoso.

Curiosamente, el estudio encontró que dos tercios de las mujeres estaban completamente de acuerdo con que el atractivo físico es sobre cómo uno luce, mientras que la belleza incluye otros aspectos de lo que la persona es. Las mujeres mencionaron felicidad, confianza, dignidad y humor como componentes importantes de la belleza, junto con los atributos más tradicionales de la apariencia física, la forma y el peso corporales, e incluso sentido del estilo.
Ahora, deténgase un minuto y medite sobre esto. Cuando escucha (o dice) la frase: “Ella es bella,” ¿está hablando de lo exterior o lo interior? Me parece triste que la cultura popular y los medios masivos de comunicación hayan adulterado la auténtica definición de belleza. La belleza es definida única y exclusivamente por Dios. Él marca el estándar de belleza y nos da claves en la Escritura sobre lo
que define a una mujer hermosa. Desafortunadamente, la definición secular de belleza dada por las mujeres en el sondeo de Dove falló en reconocer el componente primordial que determina la felicidad,
confianza, dignidad y humor de una mujer. Ese componente clave es, por supuesto, la fe. Es como el pasaje de Proverbios 31 concluye: “Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme
al Señor es digna de alabanza” (Proverbios 31:30). Fe en un Dios amoroso y perdonador será la raíz de todas y cada una de las manifestaciones de belleza. La belleza física desaparecerá con el tiempo, pero la verdadera belleza (la virtud) es eterna.

Control de daños
Como padres, es aquí donde debemos intervenir. Sólo haciendo evidentes las mentiras de la cultura y recordando continuamente a nuestras hijas la definición de la belleza de Dios (la virtud) tendremos la oportunidad de proteger a nuestras hijas del inevitable lavado cerebral de la cultura.

Debemos ser constantes en recordarles que la belleza no es definida por un número en la báscula, una talla prefabricada de ropa, una forma de reloj de arena, abdominales perfectos, muslos delgados, busto grande, unos glúteos a lo J-Lo, labios carnosos como los de Angelina Jolie, un par de costosos jeans a la cadera, un blusa de escote pronunciado, un nuevo corte de cabello sensual, un cutis perfecto, una crema antiarrugas o un cirugía plástica. Aunque algunos de los anteriores puedan provocar
un silbido masculino, no impresionan para nada a Dios.
Si vamos a entablar exitosamente en la valiosa conversación de “Eres más que la suma de tus partes” con nuestras hijas, debemos hacernos primero una auto-evaluación y asegurarnos de que creemos en nosotras mismas. Para aquellos de nosotros que hemos sufrido un lavado cerebral completo a través de los años, este será un reto difícil. Y, me atrevo a decir, que sea la mayor parte de las mujeres que lean este libro. De hecho, mientras escribía este libro, llevé a cabo un sondeo informal de mujeres adultas y les pregunté: “¿Está satisfecha con su cuerpo/apariencia?” Sólo un puñado de mujeres respondieron que sí a la pregunta.
Si bien sé que muchas mujeres luchan por alcanzar un peso sano y, por lo tanto, pueden no estar satisfechas, me preocupó aun más las respuestas que obtuve con la siguiente pregunta: “Si su peso cambia más allá del rango deseado, ¿eso cambia su felicidad general?” Incluso las mujeres que habían dicho antes estar al presente satisfechas con su cuerpo/apariencia, admitieron que si su peso se alteraba, al igual que el resto de las mujeres, eso impactaría su felicidad/satisfacción general.

Espero que esto te ayude a hablar de manera constante y efectiva con sus hijas sobre la imagen corporal y la apariencia física, oro para que las verdades presentadas aquí le ayuden también a liberarse de las mentiras de la cultura.
En un mundo que hace que nuestras hijas crezcan demasiado rápido, nunca es demasiado pronto para comenzar a hablar con su hija sobre la verdadera belleza a los ojos de Dios.


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