La Escuela Dominical Efectiva VII

Hoy nos detendremos en una parte muy importante dentro de la escuela bíblica, refiriéndonos a ellos terminamos el artículo anterior, los niños, tesoro valioso en las manos del Señor.

Muchas personas piensan que los niños son pequeños hombres y mujeres y es una idea falsa. Son muy diferentes de ellos física, emocional, social y espiritualmente. Constantemente están creciendo y cambiando. En ellos un año puede marcar la diferencia en gustos, capacidades e intereses. Son todos iguales y a la vez muy diferentes.

Cada niño nace con un derecho divino. Reitero, no son adultos pequeños, carecen de los conocimientos y la experiencia de sus antecesores. Físicamente están creciendo, cognitiva y emocionalmente aún están aferrando, espiritualmente todavía están tanteando. Cada uno necesita ser entrenado individualmente.

Muchas veces en las iglesias se pone a los niños en cualquier lugar, casi como que si se les tirara a su suerte y solo se les pone a un adulto no preparado e incluso a veces se recurre a un adolescente sin experiencia ni madurez para que les cuide, ambos puede que tengan las mejores intenciones pero no están capacitados para la labor, solo tienen el deseo de servir o quizá no haya quien quiera correr la milla extra.

El niño crece y por lo tanto la escuela bíblica debe reunirles en grupos acorde a las características de cada edad que compone su escuela dominical. Cada maestro debe conocer las caracteríticas del grupo de niños a los cuales debe enseñar, sino les conoce no debería enseñarles.

El maestro es el sembrador, la Palabra es la semilla y el corazón del niño es el suelo. ¿Qué conoces acerca de la edad a la que le das clases? ¿Estás recogiendo cosecha? No es suficiente conocer la Palabra y ser un sembrador que esté dispuesto, debes conocer el suelo o tu cosecha será un fracaso, lo que conozcas de tu clase determinará tu éxito o fracaso en enseñarles. Cuando plantas en el suelo adecuado la cosecha será gloriosa.

Como maestro debes conocer las etapas del desarrollo del niño, así lograrás adaptar las lecciones según la edad de cada grupo.

Recuerda siempre que en tu clase puede haber un niño con un anhelo por descubrir los secretos de la naturaleza como un Washington Carver, o puede haber una niña soñando con aventuras en la vida como toda una Amelia Earhart. O tal vez puede haber quien anhele tener comunicación con el vasto mundo en la parte exterior y más allá como un Alexander Graham Bell, puede también haber uno que anhele servir como un general MacArthur o una que quiera ser como Florencia Nightingale.

Continuamos en el próximo.

 

 

 

 

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