No sé qué tanto conozcas de arquitectura o si en alguna oportunidad has podido observar a un arquitecto mientras planifica su obra. Hace unos años estuve muy vinculada a ellos y como curiosa que soy no perdía oportunidad de observar y aprender lo más que podía del proceso de una edificación, desde que era concebida en la mente del arquitecto hasta que se podía presenciar en todo su explendor una vez que estaba terminada.
Lo antes mencionado se me asemeja mucho al proceso de formación de una escuela bíblica. Un arquitecto sueña con colores, diseños, espacios, estilos y muchas cosas más antes de llevar sus ideas al papel, con la escuela bíblica debe pasar igual, no se debe empezar sin primero haberla imaginado, haberla soñado.
Si quieres tener una escuela bíblica excelente debes sentarte y planificarla. Debes soñar con lo que deseas para ella, imaginártela como la quieras tener en cinco o diez años. Piensa en los lugares que destinarás para las aulas, en quienes ves como maestras (os), qué currículo usar, qué actividades complementarán la escuela…en fin recrea en tu mente la escuela bíblica que anhelas.
Cuando el esquema esté bien armado en tu mente llévalo al papel, escríbelo y con seguridad surgirán ideas que enriquecerán lo que ya tienes pensado. No dejes nada a las suposiciones, las conjeturas no son buenas aliadas a la hora de planificar, hay que tener un plan práctico y viable; cuando no se planifica correctamente tarde o temprano se derrumba todo y no siempre se logra levantar el edificio caído.
Tu mira debe estar centrada en tu meta y tu objetivo: ganar personas para Cristo y que se comprometan con Él de por vida.
No midas el tamaño de tu escuela bíblica por los números de tu registro sino por los que realmente han sido alcanzados.
En cualquier lugar se puede formar una buena escuela bíblica, si tienes dudas sobre esto, déjame decirte que una mujer hace un tiempo atrás, en una ciudad que es famosa por sus estudios cinematográficos y las celebridades que en ella se dan cita, fue capaz de crear una de las escuelas bíblicas más grandes del mundo, sí, así como lo estás leyendo, Henrietta Mears hizo esto en la ciudad californiana de Holliwood en la primera mitad del siglo pasado.
Si en Holliwood se pudo levantar una excelente escuela bíblica no existe lugar en que no se pueda hacer lo mismo, el milagro se puede repetir dondequiera que haya corazones dispuestos a servir al Señor, gente comprometida con Él y que esté dispuesta a creerle y trabajar duro no importando cuán largo sea el camino y cuantos obstáculos haya que vencer.
Henrietta marcó pautas, su libro La escuela Dominical Efectiva es una historia verdadera, tú puedes hacer lo mismo en tu iglesia. Sueña con eso, diseña tu escuela bíblica, traza tu plan, escribe lo que quieres alcanzar, planifica bien, trabaja fuerte, fortalece tu fe en Jesús y la victoria está garantizada.
Desde acá te ayudaremos también.