“En vez de contar ovejas —dice Daniel—, invento cuentos de diez oraciones. La primera oración es de diez palabras, la segunda oración es de nueve, y así sucesivamente hasta llegar a una. Seguramente me quedaría dormido más pronto si contara ovejas, pero es mucho más divertido inventar cuentos.”
Las personas creativas. Es lógico para los maestros cultivar su propia creatividad, pero también deben saber lo suficiente acerca de las características de la creatividad para descubrirlas en sus alumnos y de ese modo cultivarlas. Gordon Crosby, en su sermón “Un llamado al carisma”, reimpreso en El octavo día de la creación, dice: No importa cuánto amemos a una persona, cuánto la aceptemos, cuánto la apoyemos, cuánto la tratemos con calor y afecto, sin importar cuánta ayuda le demos en muchas distintas maneras, a menos que podamos de veras hacerle el llamado para que ella misma ejercite la singularidad que Dios le ha dado, el amor es incompleto; la persona no está libre, es menos que humana.”
Para formar personas creativas en nuestras iglesias tenemos que mostrar que honramos la creatividad.
Al ver en nuestros alumnos la posibilidad de creatividad, tenemos que ayudarles a desarrollar esos talentos. Si no lo hacemos, no somos en realidad “maestros”.
Una de las características más comunes de una persona creativa es la curiosidad acerca de todo. Sus alumnos creativos le hacen preguntas que usted preferiría que no hicieran, y llegan a conclusiones que no encajan con el pensamiento que usted ha tratado de comunicar. La persona creativa es también imaginativa, y cultiva la imaginación. La persona creativa es entusiasta y exigente, y se da cuenta de lo bueno en sus creaciones y de lo que necesita mejorar o cambiar. Él o ella seguirá adelante con las ideas y las producciones que considera ser de valor.
“Recuerdo a la primera persona que me consideró creativo —dice Ricardo—. Ella me cuidaba durante mis primeros años de la escuela primaria. Ella me animaba a hacer sombreros de mujer con retazos de tela de su canasta de costura.
Seguí haciendo esas creaciones hasta que tenía como quince o dieciséis años de edad. Para entonces yo había decidido que era muy hábil en hacer sombreros. Una vez le di un sombrero, y ella se lo puso para ir a la iglesia. Ese año no estaban de moda los sombreros, pero allí estaba ella con una asombrosa creación de color verde, un sombrero medio inclinado hacia la derecha. Yo me sentí muy orgulloso. Ella tuvo que ser valiente para ponérselo y dio prueba de mucho amor. Con esa clase de respaldo no me hubiera atrevido a hacer otra cosa como adulto que dedicarme al campo del diseño.”
Las personas creativas tienen gran fuerza de voluntad. Esto a menudo hace difícil enseñar al alumno. Las personas creativas están convencidas de que hay una mejor forma de hacer las cosas, y es frustrante para otros admitir que a veces es así.
Extraido – Métodos Creativos de Enseñanza – Marlene Le Fever.