Marco para la Buena Enseñanza

En la última década en Chile, se han hecho importantes esfuerzos por mejorar la calidad de la educación, considerando que es determinante en el curso de la sociedad, en la fuerza laboral y el crecimiento económico sostenido, entre muchas otras áreas.  Entre los ejes en estudio, se ha cuestionado mucho la labor del profesor en la sala de clases, considerándola determinante en el desarrollo cognitivo de los estudiantes. Por esto, el Ministerio de Educación chileno elaboró un “Marco para la buena enseñanza” que busca mejorar la labor docente partiendo desde la reflexión de sus prácticas.

En un deseo de aportar a la labor discipuladora de la Iglesia, he querido contextualizar cada uno de los dominios que expone este documento al ejercicio docente de la Escuela Dominical, entendiendo que es la ventana que permite a los niños ver a Cristo desde la Iglesia, propiciando la identificación con el evangelio y acompañando su desarrollo como individuos y como creyentes, por lo tanto no solo es de vital importancia para la vida del Niño, sino también para la trascendencia de cada Iglesia, sin niños creyentes no hay futura Iglesia, ni proyección, ni evangelización.

El presente documento se plantea como un desafío para la Iglesia, partiendo desde la revisión de las prácticas pedagógicas, hasta propiciar el establecimiento de un perfil para el Profesor, visto como una responsabilidad ineludible y que no puede ser desarrollada con ligereza, sino al contrario, se debe tener clara conciencia de lo determinante de este ejercicio en la vida del niño-creyente, pues este ve a Dios a través de la Iglesia y particularmente desde el modelo ofertado por el Maestro de la Escuela Dominical.

El Marco de la Buena enseñanza se compone de cuatro dominios que forman un ciclo sin fin y cada uno posee una serie de descriptores que buscan precisar su ámbito de influencia.

A. Preparación de la Enseñanza

B. Creación de un ambiente propicio para  el aprendizaje

C. Enseñanza para el aprendizaje de todos los alumnos

D. Responsabilidades Profesionales.

           

A. PREPARACION DE LA ENSEÑANZA.

  • Dominar los contenidos que enseña: El profesor debe ser un lector habitual de la Biblia, debe saber lo que enseña, debe tener un conocimiento adecuado a la responsabilidad que posee.
  •  Conoce a sus Alumnos: El profesor debe reconocer a quien está enseñando, distinguir la diferencia entre enseñar a un adulto y a un niño.
  • Organiza los objetivos y contenidos de manera coherente: El conocimiento de sus alumnos le permitirá reconocer lo que puede lograr, sus expectativas deben ser altas y de esta forma organizar los contenidos en base a los objetivos planteados.
  • Establece un clima de buenas relaciones: Para que el aprendizaje sea significativo, debe existir buena relación entre el profesor y sus alumnos, debe existir un ambiente de aceptación y cariño, para el más ordenado y responsable, como para el más desordenado e irresponsable. Todos los niños son dignos de aceptación y respeto. No se deben hacer diferencias.
  • Manifiesta altas expectativas en el aprendizaje de sus alumnos: Todos los niños tienen las mismas posibilidades de aprender, no puede el profesor considerar que no son capaces, al contrario, debe tener altas expectativas de logro. Aunque los padres no sean cristianos, o no sean los mejores cristianos, los niños no son culpables de eso y Dios es quien puede marcar la diferencia en su vida, por lo cual no podemos pensar que no tienen futuro o que no serán buenos cristianos. Debemos hacer todo lo posible para que sean verdaderos cristianos.

B. CREACIÓN DE UN AMBIENTE PROPICIO PARA LA ENSEÑANZA

  • Establece normas claras de convivencia: La clase debe dar seguridad a los niños. Debe existir claridad en las responsabilidades de cada uno y velar por el respeto entre iguales, considerarlos como a Hijos del Rey a todos, aunque algunos sean más desordenados e inquietos. Las normas deben ser las mismas para todos y para todos los días
  • Establece un ambiente organizado y ocupa los recursos existentes: La sala de clases debe estar ordenada y limpia. La clase debe estar organizada y sin improvisaciones. Cada responsabilidad, entre el profesor y sus ayudantes debe estar definida. Se deben aprovechar los recursos existentes y buscar otros que sean necesarios y apropiados, aunque eso signifique un esfuerzo adicional.

C. ENSEÑANZA PARA EL APRENDIZAJE DE TODOS LOS ESTUDIANTES

  • Comunica en forma clara los objetivos del aprendizaje: Toda enseñanza debe tener una aplicación de acuerdo al desarrollo y contexto del alumno. Los objetivos trazados deben ser coherentes con el tipo de alumno que poseo y aplicables.
  • Las estrategias de aprendizaje son desafiantes, coherentes y significativas para los estudiantes: Las actividades deben implicar un desafío y tener una relación identificable por el alumno e importante para su mundo.
  • El contenido de la clase es comprensible para los estudiantes: Debe usar un lenguaje apropiado para los niños, y repetir la cantidad de veces necesaria para que aprendan. No debo usar conceptos muy difíciles de entender o enseñanzas que no tengan aplicación en la vida de los niños.
  • Optimiza el tiempo disponible para la enseñanza: El profesor no debe perder tiempo en lo que no sea la clase. El profesor debe chequear la sala antes de comenzar, para prevenir atrasos. Cada clase es una oportunidad única de evangelizar a los niños y de marcar la diferencias en su futuro como creyente.
  • Promueve el desarrollo del pensamiento: El Evangelio no solo es una forma de vivir, es razonable y racional. Por lo cual, el Profesor debe esforzarse por entregar a los niños las respuestas a sus preguntas para desarrollar el pensamiento cristiano en los niños.
  • Evalúa y monitorea el proceso de comprensión y apropiación de los estudiantes: El profesor debe preocuparse que los niños entiendan y aprendan las lecciones. Si no hay aprendizaje no hay enseñanza, esa debe ser la regla de oro.

D.    RESPONSABILIDADES PROFESIONALES

  • El profesor reflexiona sistemáticamente sobre su práctica: No todas las clases resultan perfectas, ni todas las actividades provocan el resultado esperado, por lo tanto es importante hacer un balance después de cada clase y considerar lo que debe ser mejorado.
  • Trabaja en equipo: Las clases no son aisladas, debe existir coordinación entre los profesores, especialmente al preparar un programa especial para un culto determinado y asumir todos la responsabilidad. Además, es importante que los ayudantes trabajen con el mismo nivel de responsabilidad y entrega. Definiendo cada uno su labor y aprovechando las potencialidades de cada uno.
  • Asume responsabilidades en la orientación de sus alumnos: La clase no es solamente el domingo en la mañana, es toda la semana y todos los días del año, los niños evalúan el comportamiento del profesor en todo momento, y como responsables por la sanidad espiritual de los niños de la iglesia, debemos mantener un comportamiento adecuado y responsable en todo momento. No entregamos sólo conocimientos bíblicos, proyectamos una forma de vivir, y de nuestro comportamiento depende la coherencia de las enseñanzas con la práctica.
  •  Propicia relaciones de colaboración y respeto con los padres: El profesor no es el papá de los niños, ni puede asumir esa responsabilidad, por lo cual debe buscar el apoyo de los padres para un trabajo más efectivo. Comprometiendo la asistencia continua a la Escuela Dominical y responsabilizando de los progresos que hagan los niños en el hogar.
  • Maneja información actualizada sobre su profesión: El Profesor debe capacitarse continuamente, ser responsable de su trabajo y de hacerlo bien. Debe actualizarse en el uso de recursos y estrategias de enseñanza, debe auto ponerse metas que lleven al crecimiento y mejora de su labor en la Escuela Dominical.
  • Pero además, como lo que entregamos no son meros conocimientos carentes de importancia para la vida, es importante considerar que el Profesor se constituye en un modelo para los alumnos, por lo cual, debe ser responsable de su conducta y hábitos, especialmente los espirituales. El Profesor debe reflejar la vida de Cristo en su propia vida.

Autor: Marcelo Riquelme Márquez – Pastor de la Iglesia de Dios Pentecostal en Paillaco, Chile

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